“Despacito, no le vaya a dar carrera al niño”, esa frase la he escuchado muchas veces cuando alguien te está estresando. Creo que se hizo famosa con el chiste de los garbanzos de Paco Gandía, hace mucho, no recuerdo bien. El despacito está de moda. Fonsi lo recuerda en uno de sus grandes éxitos. El “fast life”, la vida a todo trapo, ya está caduco. Con tanta velocidad no se disfruta nada. Todo a su ritmo … pausado… sin prisas… viviendo cada momento ¡Slow Life!
Mercado Productores (MP)apuesta por Slow life -Slow food. Pronto cumpliremos 5 años. Todo empezó con una reunión de tres amigos que se conocían de hace muchos muchos años. Y cada uno en sus películas y aventuras. Nos unió las ganas de hacer que las cosas mejoren para nuestro entorno cercano, para el barrio, para nuestra ciudad, y para aportar nuestro minúsculo granito de arena para tener un futuro más limpio y más justo.
En todo este tiempo en MP hemos aprendido el ritmo Slow y nos hemos unido a diversas causas que creemos que harán que tengamos un mundo más amable .
El fast food no es bueno para la salud física ni mental. Lo de comer por puro placer está bien, pero el valor de la alimentación debe ir más allá teniendo en cuenta lo que supone para la salud, para nuestra cultura, para nuestras señas de identidad, para el ecosistema.
De cara a las próximas elecciones europeas el movimiento Slow Food recuerda que todos y todas tenemos derecho a acceder a una comida buena, limpia y justa, porque nos afecta a todos, ciudadanos, agricultores, ganaderos, pescadores, artesanos alimentarios. Ya hay muchas personas implicadas en todos los estados miembros de la UE y en más de 160 países de todo el mundo para que el mensaje cale en los dirigentes políticos y en la ciudadanía en general.
Los datos que facilita Slow Food Europa son alarmantes:
En 2016, el 9,1 % de la población de la UE era incapaz de afrontar una comida de calidad cada dos días.
- Las enfermedades crónicas, a menudo relacionadas con la dieta, son las responsables de un 70-80 % de los costes sanitarios en la UE.
- Entre 2003 y 2013, más de una de cada cuatro granjas desaparecieron en Europa. • En 2010, casi la mitad de los propietarios de haciendas agrícolas (48 %) sobrepasaba los 55 años de edad.
- Las condiciones laborales abusivas continúan perdurando en la UE y en todo el mundo.
- A nivel mundial, los sistemas alimentarios industriales contribuyen en un 30 % en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
- En los últimos 100 años, se ha perdido un 75 % de la diversidad genética de las plantas debido a que los cultivos locales se han abandonado para utilizar variedades genéticamente uniformes que tienen un alto rendimiento.
- Debido a la agricultura intensiva, el 45 % de los suelos europeos han perdido una cantidad significativa de materia orgánica, como humus y organismos del suelo.
- Un 20 % de los alimentos producidos en la UE se pierde o desperdicia cada año.
- La UE importa hasta 22 millones de toneladas de soja y de harina de soja cada año, procedentes en gran parte de países sudamericanos donde la deforestación, los desahucios, la contaminación por pesticidas y los abusos de los derechos humanos han sido documentados en zonas de cultivo de exportación intensiva.
Con todo esto no tenemos más que unirnos al Manifiesto Slow Food para solicitar a la clase política:
- Luchar contra el cambio climático
- Promover la biodiversidad
- Proteger los ecosistemas
- Respetar el medio ambiente
- Una política agraria común buena, limpia y justa.
Y las siguientes generaciones. ¿Qué van a comer? ¿Habrá alimentos para todos? ¡Hay soluciones!
Unos sencillos gestos pueden aportar mucho: Compra alimentos locales, elige productos de temporada, conoce a los productores del mercado que cultivan y elaboran tu comida, ¡son sabios! Y disfruta de los placeres que nos da la tierra DES-PA-CI-TO.
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