Cómo evitar tirar al año 1.300 millones de kilos a la basura

El despilfarro de alimentos ha adquirido unas dimensiones tales, que debe considerarse un problema de alcance mundial que afecta a todos los eslabones de la cadena agroalimentaria, desde el campo hasta la mesa de los consumidores.

El desperdicio de alimentos tiene un impacto en la pobreza y el hambre en el mundo, en el aumento de la contaminación ambiental y en el agotamiento de valiosos recursos naturales.

El desecho de alimentos es un problema global que tiene efectos negativos para el ser humano y el medio ambiente, así como consecuencias económicas.

Según datos del panel de consumo de 2019 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), ocho de cada diez hogares españoles tiraron comida a la basura el año pasado.  Las cifras son alarmantes, 1.352 millones de kilos en 2019 en España,  y un 1% más interanual, pese a que la población cada vez está más concienciada en este aspecto.

Como ha explicado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, «el despilfarro alimentario se cifra aproximadamente en 25 kilos por persona y año, lo cual es una cifra bastante elevada, sobre todo en frutas, hortalizas y derivados lácteos», aunque no obstante «ha habido una evolución en los últimos años un poco más responsable».

Para avanzar en este terreno el ministro recomienda, una mejor planificación de las compras, mejorar el consumo teniendo en cuenta las fechas de compra y de caducidad de los productos, y el aprovechamiento de alimentos frescos, productos transformados y platos preparados.

La Unión Europea  ha establecido como objetivo reducir el desperdicio alimentario un 50 por 100 de aquí al 2025.  Por su parte La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha presentado la “Plataforma técnica sobre la medición y la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos” con el objetivo de impulsar la lucha contra las pérdidas y el desperdicio de alimentos en el ámbito internacional, acelerando la toma de medidas desde los sectores públicos y privados, así como desde la sociedad en general.

Y las empresas y los consumidores podemos hacer mucho.  Estas son algunas de las recomendaciones que según el organismo internacional debemos tener en  cuenta:

  • Apoyemos la oferta de las tiendas minoristas que ofrezcan más variedad de productos frescos que no sigan estrictos estándares estéticos, esto  puede ayudar a que no desechemos tantos alimentos.
  • El gran desperdicio en hogares es consecuencia de acumular más alimentos de los que va a ser posible consumir.  Modificar esta tendencia adecuando la compra a las necesidades diarias, reduciría considerablemente el desperdicio alimentario.
  • Se deben revisar las fechas de consumo de los alimentos, e intentar consumirlas o donarlas  antes de que lleguen a su límite.
  • Antes de considerar la necesidad de aumentar producción de alimentos para satisfacer las futuras demandas mundiales, pensemos en no desperdiciarlos y en todo el esfuerzo y energía empleada en vano en los alimentos que tiramos.
  • En alimentos frescos o listos para el consumo valora si es necesario el paquete grande, o las ofertas “dos por uno”, quizá sea demasiada comida y termine desperdiciada.
  • En un restaurante o celebración con bufé libre tengamos presente la mesura al servirnos, lo que nos sobre en el plato irá directo al  vertedero.
  • Cuando desechamos los alimentos, hemos de pensar también en los recursos malgastados en su elaboración, en el transporte, la energía desperdiciada en su refrigeración y cocción, y la producción de metano en su descomposición en el vertedero.
  • Aprovechar la comida sólo significa pensar antes de tirar. Es una forma inteligente de ahorrar y reducir nuestra huella alimentaria (ó “Piensa,  ahorra y reduce al mínimo tu huella alimentaria”)
  • ¡Dona los alimentos que no vayas a aprovechar! Refugios, bancos de alimentos y otras instituciones pueden darles un buen uso antes de que se estropeen.
  • España cuenta con 56 bancos y el último año las donaciones alcanzaron las 104 millones de Kg.  Es un buen dato,  si conseguimos minimizar el desperdicio puede mejorar aún más.
  • En la lucha contra el despilfarro de alimentos hay que actuar en cada una de las fases de la producción y distribución de alimentos, pero el resultado final sería poco significativo si los consumidores siguen desperdiciando a los niveles actuales.

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